Aprovechando una antigua cantera abandonada, en la década del ’20, por iniciativa de Alberto Urenda, se desvió el canal Municipal desde la avenida Ricardo Vicuña, conformando esta bella laguna urbana, que hasta los años 60 fue centro de atracción y de intensa vida recreativa de todos los estratos sociales de la ciudad.
Luego de un período de semiabandono, fue recuperada, manteniéndose como uno de los paseos favoritos para los enamorados.
En la década del ’80 se pavimentaron sus caminos interiores y se instalaron luminarias, sistema que fue reforzado en 1996 con un nuevo proyecto de iluminación.
En 2005 se habilitó un área de juegos infantiles con dinosaurios gigantes.
Su mayor gloria la vivió en aquellas épocas en que se efectuaban allí festivales, bailes y farándulas de primavera, a mediados del siglo XX.